Puedes…hacer muchas cosas…
Puedes lamentarte por lo que pudo ser, pero no fue.
Puedes quedarte días y días dándole vueltas a aquello que pasó o puedes pasar página y aceptarlo.
Puedes no querer afrontar los problemas, agachando la cabeza o puedes apretar los dientes y echarle un par.
Puedes añorar a viejos amigos que pasaron por tu vida, o puedes pensar que si no están, quizás sea porque así tenía que ser.
Puedes seguir aguantando gente que te intoxica, o puedes ser fuerte y desintoxicarte.
Puedes llorar por el amor que perdiste, o puedes alegrarte porque un nuevo amor pueda llegar.
Puedes albergar rencor por todo lo que te hicieron o puedes recordar todas y cada una de las cosas maravillosas y felices que has vivido.
Puedes pensar en la venganza, en cómo corresponder a aquel que te hizo daño, o simplemente, puedes perdonar y olvidar.
Puedes pensar en que necesitas agradar a los demás buscando su aprobación o puedes creer en ti mismo y hacer tu camino que es único e irrepetible.
Puedes recordar una y otra vez lo mal que lo has pasado o puedes pensar que no hay mal que por bien no venga.
Puedes darte por vencido en muchos momentos de la vida o puedes decidir que no es el momento de vencerte y seguir luchando.
Puedes…hacer muchas cosas…
Tienes el poder. El poder de decidir cómo y de qué manera quieres vivir tu vida. Vívela como quieras y puedas, pero algo sí te digo: el pasado es pasado y nunca volverá, salvo en tu cabeza. Para lo bueno y para lo malo.
Pude quedarme en mi casa, sin embargo no lo hice y disfruté de este anochecer…
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